miércoles, 27 de marzo de 2013

NUEVOS DATOS HISTÓRICOS DE LA COFRADÍA

Nuevos e importantes datos sobre el origen y la antigüedad de la Cofradía, se desprenden del estudio sobre la misma que viene realizando Jorge Herrera Mesón. Seguidamente adjuntamos el ártículo por él publicado en" El Adelantado de Segovia" el día 20 de Marzo del 2013.
La Cofradía de La Soledad de Cuéllar
Jorge Herrera Mesón - CUÉLLAR | 20/03/2013
Aprovechando los días que se aproximan, quiero aportar algunas pinceladas absolutamente inéditas sobre el origen de una de las señeras cofradías penitenciales deCuéllar, la dedicada a Nuestra Señora de la Soledad, que forman parte de un trabajo de investigación.
La primera cofradía bajo esta advocación en España se fundó en el convento franciscano de la Victoria de Madrid en 1567, y tan solo pasan 18 años para que aparezca fundada ya la de Cuéllar, que lo estaba al menos en 1585, cuando obtuvo del pontífice Gregorio XIII una bula de indulgencia, por lo que se trata de una de las primeras cofradías erigidas en España bajo esta advocación.
Fue fundada en la desaparecida iglesia de San Gil, ubicada en la plaza de su nombre, junto a la puerta de la Judería.
En sus inicios utilizó otra imagen diferente a la actual, que no tenemos identificada. La Virgen con la que la cofradía realiza su estación de penitencia en la actualidad fue donada por una duquesa de Alburquerque, y es una asombrosa copia de la que tenía la cofradía madrileña, tallada por el célebre Gaspar Becerra y vestida con el traje de viuda de doña María de la Cueva y Toledo, condesa viuda de Ureña, hija de los segundos duques de Alburquerque y camarera mayor de la reina Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, introductora de la advocación en España.
Sobre su actividad, desde antiguo la cofradía realizaba el traslado de la imagen la noche de Jueves Santo, desde su templo hasta el monasterio de San Francisco, acompañada de nazarenos portando faroles, mientras que la tarde del Viernes Santo era la encargada de organizar el Sermón del Descendimiento y participaba después en la procesión portando las insignias de la pasión.
Quiero dedicar esta información a la memoria de María Luisa García Muñoz, hermana cofrade y amiga, cuya luz se apagó hace muy poco, pues habría disfrutado mucho con estas líneas.