lunes, 27 de febrero de 2012

“Me amó y se entrego por mí”

Este es el título, que los sacerdotes de nuestra Parroquia, han querido dar a la carta abierta que cada año dirigen a todos los cofrades y que puntualmente aparece en el Boletín. Ahora la transcribimos en este medio, para que su difusión sea mayor.

“Me amó y se entrego por mí”


Así lo vamos a celebrar en esta nueva Semana Santa que nos preparamos a vivir.
La historia de Amor de nuestro Dios con toda la humanidad y con cada uno de nosotros en particular. Amor sin reserva alguna: hasta el final, hasta la entrega de su propia vida, poniéndose en nuestro lugar.
Ahí en nuestra oscuridad, en nuestra muerte, va  a brillar su Luz, va a vencer su Vida.                  
Con fuerza lo expresa San Pablo en su carta a los Gálatas: “Ahora en mi vida mortal, vivo creyendo en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí” (Gal 2, 20).
Amor y Entrega hasta el final de Jesucristo, que estos días estamos llamados a recordar, contemplar, celebrar, experimentar y vivir en lo más profundo de nuestras vidas.
Para ello, nos ayudarán las procesiones, el discurrir de los pasos con las imágenes de Jesús y de María por nuestras calles de Cuéllar, a quien vosotros los cofrades desde la devoción, el cariño y el cuidado por ellas, hacéis posible que este Misterio de Amor de nuestro Dios, penetre en nuestro interior transformando nuestras vidas desde la mirada exterior, que brota de una fe  limpia y sincera.
Ante un Amor tan gratuito, desbordante y desinteresado, el de Jesucristo por nosotros; llenos de gratitud, nos preguntamos: ¿Qué haremos nosotros por él? San Juan nos lo dice claramente: “En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos”(1 Jn 3, 16).
Queridos cofrades, estos días se nos hace más presente la cercanía y el cariño de nuestro Dios, él acompaña también nuestros pasos en la debilidad y sufrimiento, abriéndonos un camino de esperanza, cuyo comienzo está en su Resurrección,  donde él nos invita a ser hombres y mujeres nuevos, que no vivan solo para sí, sino abiertos a ese Amor suyo, y desde él y con él abiertos para vivir en cercanía, amor y entrega a los hombres y mujeres de hoy.
Que María, Nuestra Señora de la Soledad, nos ayude estos días, para que desde las Celebraciones litúrgicas y las procesiones, experimentemos   y nos dejemos llenar por el amor y cercanía de su hijo Jesús: eso irá cambiando nuestras vidas, para caminar dando un nuevo sabor a nuestro mundo; sabor de amor, compromiso y justicia en favor de la humanidad.

 Los sacerdotes de la parroquia.